Los terremotos Nisqually en el 2001 (M6.8) y Northridge en 1994 (M6.7) mostrados arriba proveen un ejemplo interesante de cómo la distancia de un terremoto afecta el nivel de movimiento que se sienta. Aunque el terremoto Nisqually fue un poco más grande que el Northridge en la escala de magnitud, el daño resultante fue mucho menor. Una razón es que la sección de falla que se movió fue mucho más profunda que la falla que se movió en el terremoto Northridge. Así que cada casa estaba por lo menos a 50 kilómetros (30 millas) de la falla.

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